La onicofagia es el hábito de morderse las uñas de los dedos de las manos. Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), “puede ser una manía, o tener una causa emocional y conductual, que en ocasiones precisar ayuda de profesionales para corregirla”.
“Es más frecuente en los niños, pues lo presentan un 30% de ellos entre los siete y diez años, y puede llegar al 45% de los adolescentes“, indican las fuentes de la SEMI. “Los hijos de padres que sufren algún tipo de trastorno mental están más propensos a padecerla. En ocasiones no sólo se comen las uñas, sino también la cutícula de la piel vecina, lo que llamamos los padrastros”, advierten.
Según un estudio de Ipsos, el 15% de los españoles se muerden las uñas, es decir, unos 7 millones.
La onicofagia es un “signo de ansiedad” que la persona lleva a cabo como una manera de combatirlo, según el psicólogo clínico del Colegio de Psicólogos de Madrid, Esteban Cañamares.
Excitación, ansiedad, estrés o aburrimiento
La doctora Lourdes Navarro Campoamor, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), sostiene que morderse las uñas con frecuencia ocurre en situaciones de excitación, ansiedad o estrés, o bien en estados de aburrimiento o inactividad.
“Algunas personas lo hacen de forma automática mientras están ocupados en otra actividad. Sin embargo, para otros es un hecho intencional, es decir, dejan de hacer cosas por morderse las uñas. En determinadas ocasiones hay personas que notan más tensión antes de morderse las uñas que la sensación de placer posterior. Hay trabajos que indican una mayor prevalencia de ansiedad y trastornos de conducta entre las personas que se muerden las uñas”, explicó la doctora
De hecho, es tan adictivo para algunas personas que incluso se comen la piel que rodea las uñas. Navarro detalló a Infosalus en este sentido que la onicofagia es una conducta “repetitiva, recurrente y persistente” para la que es “difícil e incluso a veces imposible” ejercer un control voluntario sobre ella.